El complejo que envuelve al hotel donde Atlético instaló su base en Mendoza es lo más parecido a una pequeña ciudad. Tiene de todo en el predio, absolutamente de todo. Desde supermercado hasta casino, pasando por diferentes restaurantes, locales e internacionales; una parrillada; cines, cafetería de franquicia y casa de hamburguesas conocida a nivel nacional. Todo eso hay en los alrededores del Arena Maipú.
Y adentro del hotel, como su nombre mismo lo dice, es todo esplendor. Una pileta estilo caribe, enorme; otra climatizada, gigante; un spa con todos los lujos posibles; un gimnasio y una peluquería.
Allí, en ese pequeño salón de 4x4 un joven “manos de tijeras” pasará al recuerdo para los “Decanos”. En especial para tres integrantes del plantel: Fernando Zampedri y Leonel Di Plácido figuras cada uno cumpliendo su rol en el encuentro del sábado ante Godoy Cruz, y Leandro González.
“Y sí, deberíamos buscarlo cada vez que juguemos un partido”, se ríe Zampedri, que festejó por primera vez un doblete en Primera. ¿Las tijeras del hasta ahora desconocido Emiliano le habrán dado un poder extra? Difícil, pero el fútbol es un mundo compuesto por cábalas. Basta con recordar lo que llegó a hacer Carlos Bilardo, uno de los iconos de las supersticiones. Su fama lo dice todo.
Dirigiendo a Estudiantes, antes de cada partido, se acercaba a las vías del ferrocarril que estaban cerca de la cancha del “Pincha”, a las 18 en punto, para ver pasar al tren. Eso no es nada. Ya siendo entrenador de la Selección, tanto en 1986 como en 1990, Bilardo prohibió que en las concentraciones se comiera pollo. Si sabrá el “Doctor” de eso. También Reinaldo “Mostaza” Merlo: cuernitos y comer un choripán antes de los partidos figuran en su libreto. En Atlético también entienden del tema. No son fanáticos, pero sí creyentes. “Emiliano trabaja en el hotel y, si no podemos llevarlo a Tucumán, al menos le vamos a tirar unos mensajes antes de los partidos así nos tire buena onda”, anticipa González, y cambia el semblante cuando habla del 2-1 sobre el “Tomba”.
“Golpeamos en los momentos clave del partido. Con orden y actitud cortamos una racha adversa”, se relaja “LG” y tacha esa seguidilla de encuentros sin sonrisas, de la fecha siete hasta el sábado, la 12, en la tierra del buen vino.
Di Plácido se sorprende al recordar su presagio. A LG Deportiva le había ratificado que en esta fecha iba a volver la suerte al “Decano”, además de los goles y la victoria. “Sí, es verdad”, reconoce el lateral derecho, y le entrega algo de crédito a Emiliano, el mejor amigo, ahora, de Atlético. “Algo vamos a hacer con él. Mientras tanto, que nos siga tirando suerte, je”, pide el defensor, antes de entrar en modo reflexión: “veníamos de varios partidos sin ganar, de la ida de un técnico que era muy querido en el grupo, y que siempre nos alentaba. Era importante ganar, para nosotros y para lo que viene”, admitió.
Zampedri, que en este semestre arrancó de atrás, pero a fuerza de goles comenzó a convertirse en una pieza fundamental, pidió por Emiliano también. “Vamos a ver, pero habría que llevarlo con nosotros a todos los partidos, ja”, insistió el goleador, como si estuviera nuevamente en el “Malvinas Argentinas” buscando el hueco para darle el triunfo a Atlético sobre Godoy Cruz.
Y si Emiliano no puede ser, quizás alguno de los jugadores deba hacer la gran Neymar, pero en versión local. Cuando el Brasileño juega de visitante busca un piano o escucha música de su tierra. El “Decano” quiere eso, escuchar la melodía del triunfo nuevamente, ante Quilmes, el domingo, a las 21.15, en el Monumental.